diciembre 27, 2024

El puzle genético de la humanidad se está completando en internet: estos son los riesgos que conlleva terminarlo

El reciente robo de perfiles de la empresa 23andMe y sus acuerdos económicos con farmacéuticas recuerdan los riesgos de subir a la nube el ADN de la humanidad

Adriano Berjillos, afectado por el robo de datos genéticos de 23andMe.

Cuando era pequeño, Adriano Berjillos escuchaba a su padre relatar historias familiares. Sabía que tenía un antepasado, de esos cuyo grado de parentesco se mide en “tataras”, que provenía de Alemania. De ahí había sacado él su piel blanca y su pelo rubio, le decía. 30 años más tarde, se lo repitió un email de 23andMe. Berjillos pagó unos 100 euros, escupió en un tubo de ensayo y unas semanas más tarde pudo echar un vistazo a su propio ADN. “Bienvenido a ti mismo”, le decía el mail. Las leyendas familiares tomaron un poso tangible cuando descubrió que, efectivamente, tenía un 4,5% de sangre franco-germana. Que tenía muchas posibilidades de tener la piel blanca y el pelo rubio o castaño. Que no tenía pecas. Que, seguramente, tendría el dedo gordo del pie más largo que el resto. “Y acertó en todo”, comenta sorprendido.

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Antonio Alonso, director del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses, fotografiado en su sede en Madrid.

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