Hace aproximadamente dos meses tuve que hacer un viaje de una semana a China por trabajo, del que me traje una gran experiencia personal, algunos reportajes interesantes y un aprendizaje sobre cómo es usar una VPN en un país donde están prohibidas. Me preparé a conciencia descargándome aplicaciones para chatear y pagar como WeChat y AliPlay y empleé herramientas de Google como Lens o Maps para leer letreros y moverme sin saber chino.
En cuanto a mis dispositivos, configuré mi móvil, adquirí una tarjeta tarjeta eSIM internacional para disponer de datos allí, dispuse de otra eSIM de Hong Kong (territorio próximo geográficamente pero independiente a China) y también me di de alta en una suscripción VPN para el portátil. Mujer precavida vale por dos y menos mal, porque me hizo falta ante un país tan cerrado como China: conectarme y disfrutar de servicios habituales para mí como WhatsApp o Instagram habría sido imposible.
Cualquier parecido con mi internet de siempre es pura coincidencia
Antes de ir a China, yo tenía algunas ideas prefijadas y bastante ignorancia. Yo sabía que había servicios y aplicaciones censuradas, pero no sabía cuáles. Respuesta corta: todas las que uso en mi día a día. Respuesta larga: mis redes sociales favoritas como Twitter/X o Instagram, aplicaciones de mensajería como WhatsApp, el lugar donde acudo a perder el tiempo viendo vídeos o videotutoriales (YouTube), algunos medios tan importantes como The New York Times o Bloomberg, la mítica y siempre socorrida Wikipedia, servicios de streaming como Netflix, Prime Video o Spotify, plataformas como Dropbox y la todopoderosa Google.
En mi semana en China me estuve alojando en diferentes hoteles, todos ellos con buenos Wi-Fi y hasta con puerto Ethernet, justo lo que necesitaba para ponerme a trabajar en mis ratos libres y también para comunicarme con mi gente… y, por qué no decirlo, subir alguna que otra foto a mis redes sociales. Así que sí, internet tenía, que le sacara partido, ya tal. Sí, Baidu es el equivalente a Google, Weibo es una especie de Twitter, WeChat es el WhatsApp de allí, Alipay es PayPal, YouKu recuerda a YouTube, pero más allá de la función esencial, se acaban los parecidos con las apps homólogas occidentales.
Claroscuros con VPNs
Intentándome conectar a pelo con mi ordenador portátil descubrí un internet mucho más aburrido al que estoy acostumbrada porque como ya habéis visto más arriba, no me podía conectar a casi nada. Pero para eso están las VPN. Me habían advertido de configurarlo antes de salir de España, para dejarlo operativo. El proceso fue rápido y sencillo, así que sobre el papel bastaba con encender el ordenador, tocar sobre el botón para activarlo y coser y cantar.
Malas noticias y constatación de algo: las VPN están prohibidas en China, lo que se traduce en que es probable que no funcionen. De hecho mi experiencia con las VPN fue agridulce allí: aplicada a conexiones fijas a internet (de los hoteles) no funcionaron, pero con conexiones a internet móviles de las tarjetas eSIM sí.
De hecho, mis salvadoras fueron las tarjetas eSIM internacionales. La de Hong Kong me sirvió para compartir datos a mi ordenador y así navegar como si nada y la comprada específicamente para China venía con VPN integrada y también me permitía un uso “normal”, pero en sus condiciones de uso se espeficicaba que no sería para usar como punto de acceso.
* Algún precio puede haber cambiado desde la última revisión
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