A Emilio Carrizosa, cordobés de 58 años, le apasionan las matemáticas desde pequeño, le parecían “un ejercicio mental muy interesante”. Pero frente a esa devoción veía siempre la distante orilla de la vida cotidiana, lo que le llevó a buscar un puente entre los números y su aplicación en la resolución de problemas. Duda si fue “un flechazo o una revelación mística”, pero encontró el enlace en la investigación operativa, que define como “esa disciplina que ayuda a decidir con recursos limitados”. Ha participado en investigaciones sobre índices climáticos de las sequías, estadísticas de personas sin hogar, diagnóstico del cáncer o cuál es el camino más iluminado para volver a casa de noche a partir de la distancia efectiva del reconocimiento facial.
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