En las tiendas de Apple del área de Washington se refieren estos días a la cita previa para probar sus gafas Vision Pro, recién puestas a la venta en Estados Unidos, como “la invitación a un viaje guiado a un asombroso lugar”. El destino, advierten, “nada tiene que ver” con el metaverso o con la realidad virtual. Esto es otra cosa: “computación espacial”, la llaman.
Un artefacto caro, pesado y con poca autonomía o una tecnología revolucionaria aún en ciernes. La última innovación de los creadores del iPhone enciende el debate
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