En abril de 2022, Ellen Roome se encontró a su hijo Jools, de 14 años, muerto en su habitación en Cheltenham (Inglaterra). No sabía qué había pasado. Dos años más tarde sigue sin saberlo. Roome lleva meses de lucha para que las grandes tecnológicas sean más rápidas y transparentes para compartir los datos de su hijo, un menor, porque cree que su actividad online pudo tener algún peso en la decisión que tomó. Su caso, ahora, podría cambiar las leyes británicas sobre privacidad y conservación de datos.
El joven de 14 años Jools Sweeney se quitó la vida en 2022. Desde entonces su familia trata de saber qué peso pudo tener su actividad online en la decisión.
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