Entre los expositores del Mobile World Congress de Barcelona abundan los gadgets y los robots. A veces alguna atracción, que lleva a los visitantes a formar colas para subirse, por ejemplo, en un simulador de realidad virtual. También hay juegos, como los de este año en el stand de IBM. Eran un ping pong y un futbolín, equipados con tecnología que contaba los tantos y extraía estadísticas de las partidas.
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