“Desde que lo uso, pienso menos por mí misma y me esfuerzo muchísimo menos. Yo tengo cualquier cosa que hacer y me voy a preguntar a ChatGPT, ni lo intento entender yo”, confiesa Sofía, una alumna que está cursando los primeros años del Grado de Periodismo de la Universidad Complutense de Madrid. Como ella, muchos estudiantes utilizan en sus cursos la herramienta de OpenAI, que cumplió dos años hace escasos días. Su uso extendido entre el alumnado, y a veces sin control, preocupa y frustra enormemente a una parte del profesorado. Con una formación autodidacta sobre el manejo de ChatGPT, Sofía asegura que le ha ayudado a aprobar trabajos y asignaturas en los dos últimos años, aunque “en general, no ha aprendido mucho”. Un paseo por la universidad madrileña recabando impresiones demuestra hasta qué punto se ha normalizado el uso de la inteligencia artificial (IA) en las aulas.
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