En los pupitres de Cambridge, hace casi dos décadas, Diego Hidalgo (París, 40 años) descubrió que Facebook, en lugar de conectarnos, nos separaba. De adolescente ya había sido testigo de cómo la tiranía del correo electrónico le robaba horas de juego con su familia. Un recuerdo infantil que le marcó para siempre. Hoy, luchar contra los gigantes tecnológicos se ha convertido en la misión de su vida. Causa quijotesca en la que su mente de sociólogo contrasta con la naturaleza irracional de su otra profesión, la de mago, con la que sorprende al público en las conferencias que imparte por todo el mundo.
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