“Es agotador porque es recurrente, hay varios estudiantes a quien aviso que no lo hagan con IA y lo vuelven a hacer”, dice Hernán Ojeda, de 33 años y profesor de lengua y literatura de secundaria en Buenos Aires (Argentina). Tras dos años de existencia, ChatGPT y otras herramientas de IA están ya plenamente implantados y son de uso habitual en colegios y universidades. Pero el debate sobre cómo introducir correctamente estas herramientas en las clases es más lento que la realidad, y los profesores se ven cada vez más superados por la facilidad que a la IA para resolver cualquier ejercicio.
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