En el colegio privado Dragon School de Torrelodones (Madrid), la guerra contra el móvil en las aulas ha dado el paso definitivo. Ya no bastan las taquillas, la autorregulación o la vista gorda en los recreos. En el centro, los alumnos llevan sus móviles bloqueados en unas bolsas de tela con un cierre por imán de seguridad, que funciona de modo similar al antirrobo de supermercados o ropa de grandes almacenes. Cada mañana y tarde, los estudiantes esperan en fila con sus bolsas a pasar por el imán junto a la puerta, que sostienen un par de profesores.
Más historias
Caso Bosco: el Supremo se pronunciará por primera vez sobre la ‘caja negra’ de los algoritmos que gestionan bienes públicos
Y el arte de los museos vivió para siempre (en un archivo de 200 MB)
La digitalización del turismo, un desafío frente a la excesiva deshumanización: “Prometen experiencias y nos dieron la peor posible”